"Casi nunca muerden": cómo las noticias sobre arañas las han convertido en peligrosas

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Están en todas partes, donde menos te lo esperas, cualquier rincón es bueno para ellas. Desde ahí, quietas y sin hacer ruido, pueden provocarte el susto de tu vida. Las arañas son capaces de vivir en casi cualquier tipo de ambiente, desde selvas tropicales hasta desiertos. Ellas se adaptan para recordarte que su tamaño no las hace inferiores. En realidad, por ese mismo motivo que pueden aterrarte, resultan seres vivos fascinantes.

El relato social ha hecho mella en su imagen, porque como cualquier insecto, no generan gran simpatía entre los humanos, pero… ¿Esto se debe, de verdad, a un peligro inherente a su grupo o, más bien, inserto en él por nosotros?

Carmen MacíasLa investigadora Vanessa LoBue ha indagado sobre la relación de angustia y horror entre humanos y algunos animales concretos que durante el otoño, más que nunca, se deja entrever

Para empezar, resulta que muchas pasan la mayor parte de su vida bajo el agua, o sea que muy cerca de las personas. Además, son más inteligentes de lo que piensas: algunas son capaces de hacer planes y contar e incluso, según creen los científicos, podrían soñar cuando duermen. ¿Las hace eso temible a nuestros ojos? ¿Son acaso, las arañas, tan aterradoras? Al parecer, las noticias falsas tienen mucho que ver en este pensamiento.

Una narrativa violenta

Un equipo de investigadores ha estado analizando toda una década (2010-2020) de este relato humano en torno a las conocidas en la ciencia como Araneaeos. Sus hallazgos y conclusiones, publicados el pasado mes de agosto en la revista científica ‘Current Biology’, responden claro: la tendencia de los medios es ofrecer una narrativa violenta de estas y llena de falsedades.

Fuente: Wikipedia.Fuente: Wikipedia. Fuente: Wikipedia.

“La gran mayoría del contenido sobre arañas trata sobre estas dando miedo y haciendo daño a la gente”, apunta Catherine Scott, una de las autoras de la investigación. Sin embargo, esta aracnóloga, que forma parte de la Universidad McGill en Montreal, Canadá, asegura que, en realidad, “las arañas casi nunca muerden a las personas”, y lo ha querido demostrar.

Los datos estudiados estaban publicados en 81 países y estaban escritos en 40 idiomas: en pocos o ninguno gustan estos animales. No obstante, de las 50.000 especies de arañas conocidas por la ciencia, solo unas pocas son peligrosas, pero ya sabemos que “cría fama y…”. Mientras tanto, muchas otras en su mayoría nos protegen de otros insectos que sí podrían atacarnos, como los mosquitos, transmitiéndonos enfermedades. Asimismo, asegura Scott, incluso las arañas que podrían representar una amenaza, como la reclusa parda y la viuda negra, rara vez muerden a las personas.

La mala fama creada

¿Qué ocurre entonces para que nos sobresalten tanto? La mala información. Scott y sus compañeros han analizado más de 5000 artículos de periódicos que contaban algún encuentro entre humanos y arañas. Lo que encontraron es que, más de cuatro de cada 10 de aquellos artículos habían “sensacionalizado” el comportamiento de estos insectos.

Fuente: Wikipedia.Fuente: Wikipedia. Fuente: Wikipedia.

Había exageraciones, errores geográficos y científicos que, de comprobarse, se sabrían erróneos. Además, el uso de adjetivos alarmantes parecen habituales en este tipo de textos. Como poco, leer “araña asesina” no las deja en muy buen lugar.

En este sentido, hallaron que los periódicos internacionales e internacionales eran más propensos a utilizar términos sensacionalistas que otros medios de escala más pequeña, como los regionales o locales. En estos últimos, aparecían más historias que incluían a un experto en arañas, lo que los ubica como menos sensacionalistas.

“Muchos artículos sobre picaduras de arañas no incluían evidencia alguna de que hubiera alguna araña involucrada”

De otra forma, algunos artículos sobre picaduras de arañas, por ejemplo, culpan a especies que ni siquiera viven donde apuntan que ocurrió la picadura. Otros aseguran que personas mordidas por arañas mostraban síntomas que no coinciden con los de las picaduras reales. De hecho, Scott descubrió que “muchos artículos sobre picaduras de arañas no incluían evidencia alguna de que hubiera alguna araña involucrada”.

Es por todo ello que inciden en la importancia de mejorar la imagen que hemos creado de las arañas. Un cambio de perspectiva, un acercamiento sin tantos prejuicios podría incluso impulsar los esfuerzos de conservación a todos los niveles medioambientales. Ya de entrada, supondría poner fin al uso tan habitual de pesticidas tóxicos tanto para ellas como para otras especies (incluidos nosotros mismos).

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