La reunión privada entre Henry Kissinger y Augusto Pinochet: “Queremos ayudarlo…”

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Por: Antonia Laborde, El País

El poderoso secretario estadounidense (1973-1977), durante los mandatos de los republicanos Richard Nixon y Gerald Ford, favoreció el derrocamiento del Gobierno socialista de Salvador Allende, y apoyó a la dictadura militar de Augusto Pinochet en Chile (1973-1990). En la transcripción de una reunión privada sostenida en Santiago en 1976, el estadounidense, cuyos asesores le habían recomendado mostrarse crítico ante el dictador por las violaciones a los derechos humanos, le dio un espaldarazo: “Queremos ayudarlo, no perjudicarlo”.

“Simpatizamos con lo que están tratando de hacer aquí”, afirma Kissinger en representación del Gobierno de Nixon. “Hizo un gran servicio a Occidente al derrocar a Allende”. Y añade su visión personal: “Mi evaluación es que usted es víctima de todos los grupos de izquierda del mundo y que su mayor pecado fue derrocar a un Gobierno que se estaba volviendo comunista”. El encuentro en Santiago se produjo cuando se estaba celebrando la Asamblea General de la OEA en la capital chilena.

Durante la conversación, Kissinger insiste al dictador que sería “de gran ayuda” si anunciase las medidas que están adoptando en materia de derechos humanos. Lo primero que respondió Pinochet sobre el asunto fue: “[El país está] Volviendo a la institucionalización paso a paso, pero constantemente estamos siendo atacados por los democristianos. Tienen una voz fuerte en Washington. No en el Pentágono, pero llegan al Congreso. [El diplomático Juan] Gabriel Valdés tiene acceso. También [el excanciller de Allende, Orlando] Letelier”.

Augusto Pinochet y Salvador Allende, el 23 de agosto de 1973, en Santiago de Chile. En ese mismo año ocurrió el golpe de Estado. Foto: AFP

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En septiembre de ese año, Letelier fue asesinado en Washington en un atentado con una bomba adosada a su coche. Las autoridades estadounidenses tardaron años en reconocer que Pinochet ordenó su muerte, el primer acto terrorista patrocinado por un Gobierno extranjero en la capital de EE. UU. Para calmar la aprehensión del dictador sobre los democristianos, el secretario de Estado le aseguró que no estaban influenciando en el Ejecutivo y que desde 1969 no había visto ninguno en Washington. “Quiero ver que nuestras relaciones y amistad mejoren. Alenté a que la OEA tuviese aquí [en Santiago] su Asamblea General. Sabía que eso le añadiría prestigio a Chile. Vine por eso”, reconoce Kissinger.

El dato

Lúcido. Henry Kissinger, el hombre que lo ha sido casi todo en Estados Unidos, cumple el sábado 100 años agrandando su propio mito aunque cada vez más cuestionado. Sigue comentando temas de actualidad, como la guerra en Ucrania o la IA.

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