Punto G: ¿cuáles son las 8 mejores poses sexuales para estimularlo?

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El tan ansiado punto G es uno de los encargados de dar placer a las personas con vulva. Este se encuentra en el área clitorial de la vagina y su posición cambia en cada persona. Para encontrarla, es necesario que una misma explore su cuerpo a través de la masturbación.

Con estos conocimientos, puedes proponerle a tu pareja intentar estas posturas que te recomendamos y que son ideales para estimular el punto G en su totalidad.

En la famosa postura del perrito, la penetración profunda es la protagonista, por lo que llegar al punto G resulta muy sencillo. También esta pose ofrece la posibilidad de encontrar un ángulo perfecto para la estimulación de este punto.

Como lo dice su nombre, esta postura busca llegar a la máxima profundidad vaginal. En esta postura, quien penetra controla y realiza toda la acción. La mujer debe tumbarse en la cama y levantar las piernas para que el pene pueda llegar a estimular el punto G.

En esta posición, se requiere algo de fuerza, ya que la mujer tiene las piernas apoyadas en los hombros de su pareja, o él debe acomodarla con sus brazos mientras esta sostiene todo su peso. A pesar de su dificultad, puede resultar muy excitante y, además, facilita el acceso del pene hasta el punto G.

En esta postura, quien será penetrada es la que tiene todo el control de la situación. El hombre se tumbará boca arriba en la cama, mientras que ella se sube encima de él. El ritmo y la profundidad lo elige la persona con vagina, por lo que se recomienda practicar el movimiento de piernas y caderas para encontrar el ansiado punto G.

Para esta clásica postura, el movimiento simultáneo y el ángulo de la penetración son clave para alcanzar el punto G. Cabe resaltar que para disfrutar más de esta posición, la mujer debe inclinar sus rodillas hacia adelante para que puedan penetrarla correctamente por detrás.

Esta postura sexual requiere de ciertas habilidades de quien va a penetrar, ya que debe permanecer de pie y aguantar el peso de la mujer. En esta postura, puede haber variantes de acuerdo a la forma en la que se cargue. En una, la mujer puede encargarse de los movimientos para que él pueda sostener sus piernas; y en otra, él puede impulsar su pelvis para penetrarla. De ambas formas, se puede llegar al punto G si es que se elige el ángulo correcto.

Es una postura muy íntima para practicar en pareja y encontrar el punto G. Ellos se colocan cara a cara y acercan sus genitales, de tal forma que el hombre se siente con las piernas cruzadas, los tobillos cruzados entre los muslos o en cuclillas. La mujer se siente sobre él y envuelva sus piernas alrededor de su cintura, colocando sus pies contra sus nalgas. Así empieza la penetración.

Esta postura puede ser muy buena no solo para estimular el punto G, sino también para permitir el acceso a los pezones de ella, con el fin de poder besarlos o chuparlos. Se debe realizar de tal manera que ella se tumbe, pero con la espalda en curva, con las piernas ligeramente abiertas y las rodillas dobladas. Entonces, él ingresa entre sus muslos de ella, elevándola suavemente por la pelvis para penetrarla. Ella debe ser pasiva, dejarse llevar y focalizar toda su atención en sentir.

En el siglo pasado, Alfred Kinsey, investigador de la Universidad de Indiana y fundador del Kinsey Institute for Research in Sex, estudió el llamado picosexual, área que se define como el momento en que se tiene la capacidad de experimentar mayor placer sexual.

El investigador aseguró que en el caso de los hombres se alcanza este punto máximo a los 18 años. En tanto, las mujeres llegan a su pico sexual a la edad de 30 años.

Sí, todas las mujeres tienen la capacidad de serlo. Para la experta, Norma Bejarano, la más importante cuestión es “para qué una mujer debe serlo”.

“Si con un orgasmo les es suficiente, pues está bien. A veces los multiorgasmos se vuelven imperativos y si no llega se desesperan. Así no debe ser”, enfatizó.

De la misma forma, Bejarano resaltó que si bien todas pueden tener orgasmos múltiples, hay mujeres que son más sensibles que otras y no pueden estar estimulando el clítoris por mucho tiempo.

La ginecóloga Vicky Vásquez explica que cuando una persona que ya ha tenido relaciones sexuales deja de tenerlas, se puede notar un cambio de elasticidad por la disminución en la lubricación: “La presión de las paredes de la vagina puede cambiar, entonces, esto puede hacer que con el tiempo pueda ser menos laxa”.

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El médico Marcel D. Waldinger realizó un estudió que tomó en cuenta a 500 parejas de España, Reino Unido, Turquía, Estados Unidos y Países Bajos. El especialista analizó el tiempo de latencia intravaginal eyaculatorio (IELT). En otras palabras, el lapso que transcurre entre la penetración vaginal y la eyaculación.

A partir de los resultados de la encuesta, concluyó que, en promedio, el sexo duró 5,4 minutos. Asimismo, estableció que entre más edad tenía la pareja, menor era el tiempo del encuentro sexual.

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Quizás no lo sepas, pero existen dos tipos de pene: los de sangre y los de carne. Ambos tienen ciertas características que los diferencian y podrían llegar a explicar por qué algunos consiguen mayor tamaño que otros.

El pene de sangre es aquel que tiene unas paredes cavernosas que se caracterizan por ser grandes y anchas, que se inflaman cuando se produce la excitación sexual, logrando que la sangre se expanda. Esto consigue que los centímetros de este tipo de órgano sexual crezcan y pueda llegar a triplicar su tamaño estándar.

Sin embargo, el pene de carne es el que pasa de la flacidez a la erección sin que apenas cambie su tamaño. Esto se debe a que los depósitos de sangre son más estrechos y, por lo mismo, no cambia demasiado.

De acuerdo con la especialista Mónica Naranjo, ginecóloga de la Clínica Internacional comentó que qué sucede con los espermatozoides después del acto sexual sin protección. “Cuando el pene del hombre eyacula dentro de la vagina, elimina el semen —que es el líquido que contiene a los espermatozoides—, que se depositará en el canal vaginal. En ese sentido, los espermatozoides nadarán a través del útero hasta llegar a las trompas de falopio y, si encuentran un óvulo listo para ser fecundado, uno de ellos lo hará y se producirá el embarazo”, explicó.

Si te gusta vivir nuevas experiencias con tu pareja, el pegging es para ti. Este trata de un juego entre las parejas heterosexuales, en donde la mujer debe penetrar al hombre con un juguete sexual o los dedos. Cabe mencionar que se debe usar protección. (Lee más aquí)

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