El jueves último, el fiscal de la Nación, Pablo Sánchez, abrió investigación preliminar por el presunto delito de tráfico de influencias agravado a seis congresistas de Acción Popular. La lobista y “colaboradora” Karelim López los identificó ante la Fiscalía como “Los Niños”. Estos son Rafael Doroteo (Ica), Elvis Vergara (Ucayali), Juan Mori (Loreto), Jorge Flores (Puno) Darwin Espinoza (Áncash) e Ilich López (Junín).
No serían poca cosa las travesuras de estos ‘niños’. De acuerdo con la información proporcionada por la citada “colaboradora”, ellos habrían intervenido para que las empresas chinas China Civil Engineering Construction Sucursal del Perú y China Railway Tunnel Group se adjudiquen más de seis licitaciones de obras públicas.
En las reuniones que “Los Niños” sostuvieron con el presidente Pedro Castillo y el exministro de Transportes Juan Silva, se habría acordado su apoyo al gobierno a cambio de que las empresas chinas, que financiaron sus campañas políticas al Congreso, recibieran contratos de obras públicas.
Los dirigentes de Acción Popular han enmudecido. Su excandidato Yonhy Lescano ha indicado que habrá una investigación interna. Pero el tema también ha hecho recordar a los memoriosos los vínculos del partido de la lampa con la corrupción. En esa lista negra del segundo belaundismo (1980-1985), como ha anotado el historiador Alfonso Quiroz, figuran los casos Guvarte, Vollmer, Banco de Comercio y Compañía Peruana de Vapores, entre otros, que beneficiaron a grupos privados y personajes vinculados al gobierno con enorme prejuicio contra el Estado.
A los analistas les llamaba la atención que un sector de congresistas de AP salvara en más de una ocasión al gobierno de Castillo de los pedidos de censura y vacancia de la oposición. Ahora sabemos por qué.