Ahora que ya no le sirve de nada, Keiko Fujimori deja de lado el discurso del fraude electoral

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La admisión de la lideresa de Fuerza Popular, Keiko Fujimori, de que no hubo fraude electoral llega casi dos años tarde. Si no hubiese tratado de revertir vía recursos judiciales y presión mediática los resultados de los comicios de 2021, alegando sin pruebas un “fraude en mesa”, el país se podría haber ahorrado varias complicaciones. El martes, la excandidata presidencial escribió en su cuenta de Twitter un hilo con varios tuits para mostrar su respaldo a la presidenta de la República, Dina Boluarte, frente a los mandatarios de México y Colombia, Andrés Manuel López Obrador y Gustavo Petro.

Dijo: “Si tengo que decidir entre apoyar a López Obrador y Petro o a Dina Boluarte, respaldo decididamente a quien ha llegado a la presidencia en forma legal y constitucional. Ese es el rol que nos toca a todos como peruanos”.

Esta declaración, de inmediato, fue interpretada por distintos observadores como una admisión —aunque tardía— de que la elección de 2021 respetó la voluntad popular.

“Efectivamente, (Fujimori) está admitiendo que no hubo fraude, porque las elecciones con las que Boluarte llegó a la vicepresidencia y luego, por sucesión constitucional, al Gobierno son las mismas elecciones en las que Pedro Castillo fue elegido presidente”, afirmó el abogado experto en derecho constitucional, Omar Cairo. Añadió que no resulta “posible” que unas mismas elecciones sean “constitucionales” (es decir, válidas) para la vicepresidenta y “fraudulentas” para el presidente.

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Por su parte, ya desde una evaluación más de corte político, el exministro de Educación, Ricardo Cuenca, indicó que Fujimori debió respaldar, desde el 2016, la legalidad y la constitucionalidad de las elecciones. “Muchas crisis se hubiesen evitado”, sostuvo.

Por cierto, la derrota de Fujimori contra Pedro Pablo Kuczynski fue el disparador de las sucesivas crisis en el país. El reciente informe de Human Rights Watch sobre el Perú lo señala con estas palabras: “Desde que Keiko Fujimori perdió las elecciones presidenciales de 2016, su partido y sus partidarios han intentado repetidamente socavar a quienquiera que ocupe la presidencia”.

Cero pruebas

La derrota de Fujimori en la segunda vuelta de 2021 significó la instalación de una narrativa de fraude que, incluso, enfiló contra las instituciones electorales. Hasta el día de hoy, hay sectores que reclaman la salida de los titulares del Jurado Nacional de Elecciones y de la Oficina Nacional de Procesos Electorales.

Sin embargo, nunca se halló ni una sola prueba de que la decisión de los peruanos hubiese sido vulnerada de alguna forma. Incluso, el actual Congreso formó una comisión investigadora, presidida por Jorge Montoya (Renovación Popular), que luego de meses y un gasto de más de 200.000 soles fue incapaz de obtener evidencias al respecto. Montoya trató de justificarse con la siguiente declaración: “Eso han hablado otras personas, yo nunca he hablado de un fraude de esa naturaleza. Yo he hablado que ha habido irregularidades que había que descubrirse. En ningún momento he empleado la palabra fraude”.

Congresista Montoya no justifica la cuantiosa cantidad de dinero que se gastó para encontrar el supuesto fraude electoral mediante la comisión investigadora presidida por su persona. Foto: difusión

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El informe final de la Misión Electoral de la Unión Europea lo expone de esta manera: “Ni la Defensoría del Pueblo ni la Fiscalía de la Nación ni los observadores nacionales o internacionales informaron de ninguna irregularidad importante que llevara a modificar los resultados de las elecciones”.

La clave

Un poco tarde. Hubo varias reacciones al tuit que escribió Keiko Fujimori. Una de ellas fue la del escritor y reciente ganador del premio Alfaguara, Gustavo Rodríguez: “Cuántos daños nos habría ahorrado si lo hubiera dicho en junio de 2021. Mejor: en junio de 2016”, señaló el autor de Cien cuyes.

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