El pueblo de Huangáscar prepara la fiesta para quien llaman el “patrón”. Sin la presencia de autoridades, habrá música, flores y una misa para Santiago Mataindios. Esperan, sobre todo, sanar la pérdida, el luto. “Es cíclico, pero este año en particular deciden hacerlo con sus propias manos. Creen que haciendo eso, solos, el patrón va a estar agradecido y a cambio les va a quitar el luto. Pero nada de eso sucede”, comenta el director Óscar Sánchez.
Mataindios fue elegida la mejor película peruana en el Festival de Cine de Lima. Tuvo ocho años de producción y se estrena en salas comerciales a cinco años de su rodaje. Para Sánchez, la película tiene un significado personal. “Me he reconciliado con cosas, por ejemplo, con el quechua y las costumbres”.
– ¿Siempre fue la idea involucrar a varios de la comunidad con diálogos cortos?
De hecho, teníamos guiones cargados de diálogos, luego lo convertimos en un guion bastante visual y sonoro, y eso lo hemos logrado en el 2016, gracias a los fondos del Ministerio de Cultura. Quitamos la figura de los personajes, queríamos solo presencias intensas. Nos ayudó bastante ser de la zona, mi madre me ayudó en ese proceso. También tuvimos la estrategia de pagar sus días laborales, no había canje, eran contratados.
– ¿Qué les pareció que el estreno llegue en este contexto, se habla de racismo y de polarización?
Es imprescindible ver Mataindios, porque nos va a permitir repensar sobre esa estructura que todavía nos sostiene, de índole religiosa o política. Solo así entiendo lo que dijo la presidenta del Congreso, porque hay una estructura que la tiene maniatada, igual pasa con la mayoría, seguramente esa estructura nos ha ayudado a vivir. Si reflexionas, te das cuenta de que esa comodidad no es feliz, sino dañina. Mataindios es una invitación a la reflexión, los pobladores también tienen una estructura y les hace daño.
– La cinta tuvo apoyo de DAFO, ¿de lo contrario sería difícil hacer cine regional?
Es que es importantísima la presencia del Estado. Hay otros aspectos que necesitamos con emergencia, como una cinemateca o una ley que nos permita exhibir en buenas condiciones.
– Claro, no tienen aseguradas las salas.
Exactamente, tenemos que luchar. ¡Imagínate! Hemos tenido a Tondero Distribución respaldándonos, si no, hubiera sido bien difícil lograr salas.
– Aun así resultan pocas salas para una película con premios internacionales.
Sí, y siendo Tondero, aún tenemos esas limitaciones: una sala en Cusco, Arequipa, una en Ica, una en Cañete y cuatro en Lima. Sí, es poquísimo para una película que ha salido a representar a Perú en más de 50 muestras de cine, lo mínimo que merece es un paso comercial digno.
